Aprende a aprender

Hoy en día estamos viviendo varias paradojas y una de ellas es en el aprendizaje.

Tenemos más medios para poder acceder rápidamente a la información, el mundo esta en nuestra pantalla y tenemos todo tipo de aparatos “inteligentes” para que el proceso de aprendizaje sea divertido, amenos y eficaz.

Disponemos de teléfonos inteligentes, televisiones inteligentes, consolas inteligentes, hasta coches inteligentes, y sin embargo, no tenemos programas de estudios inteligentes que generen personas inteligentes.

Tomemos la imagen del Cono de Aprendizaje y veamos como podemos aprender de una manera más eficaz y útil.

Después de 2 semanas de haber Leído una lección solo podemos recordar el 10 % de lo leído. Lógicamente si no hemos estado practicando ejercicios de memorización y técnicas de estudio como pueden ser las de Ramón Campayo en sus cursos en Mens Venilia.

En el mismo período de tiempo recordaremos el 20% de lo que oímos, como puede ser una clase de un profesor que recite o lea una lección.

Y recordamos el 30% de lo que vemos en el mismo período.

Estos dos canales de entrada de información, vista y oído, son pasivos. El alumno no participa activamente y realmente solo esta utilizando la actividad verbal.

Es como si tenemos un Ferrari y lo hacemos correr solo con las dos ruedas delanteras: Aunque el motor sea muy potente, poco podrá correr.

Si volvemos a fijarnos en la imagen, veremos que si unimos lo que vemos y lo que oímos el porcentaje aumenta al 50% y aun así estamos a mitad de nuestra capacidad.

Aunque pueda parecer que esta actividad es más participativa sigue siendo pasiva. No intervenimos en ningún momento activamente.

Ahora bien, imagínate estar en una clase donde puedas participar en el debate de lo que se está aprendiendo. Estás oyendo, hablando y viendo al profesor, a los alumnos y las imágenes que tengas delante. Esta actividad ya es activa porque participas y recibes información de una manera que tú has ayudado a generarla.

Dos semanas después recordarás el 70% y esto es ponerle al Ferrari las cuatro ruedas y empezar a darle gas.

Ahora permítete seguir imaginando que estás en una escuela donde eres capaz de poner en práctica lo que ves, oyes y dices al mismo tiempo que lo estás experimentando.

No solo aprendes lo que ves y oyes, también lo experimentas, lo sientes y lo vives.

Así aprenderás el 90% y podrás disfrutar del Ferrari en el que se ha convertido tu mente disfrutando de ver pasar el paisaje y sentir la velocidad de los datos como aparecen por arte de magia y esto, ni más ni menos, es APRENDER

 

 

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