¿Cuánto vale lo que sabes?

¿Cuánto vale lo que sabes? Las 3 excusas del aprendizaje

“Daría todo lo que sé, por la mitad de lo que ignoro” Descartes

A mis alumnos en cada clase les repito que los profesionales que nos dedicamos al trato con clientes, podemos ser sordo, ciegos, mudos, paralíticos, pero no incultos.

He trabajado con profesionales con distintas capacidades a las mías, como una vez que estuve capacitando a un fisioterapeuta que era ciego, su trabajo y su maestría eran excelentes, detectaba cada músculo y cada pequeña contractura sabiendo manipularla hasta hacerla desaparecer.

Y he conocido alumnos, clientes y profesionales que para ellos no era importante ni la educación ni la cultura.

Repetían sin cesar teorías antiguas sin importarles si eran verdad o no, hablaban explicando ideas dentro de la medicina, de la neurología, informática, salud, coaching, PNL, etc que eran del siglo pasado y las enseñaban sin ningún pudor.

Una pregunta que suelo hacerles a estos profesionales es, ¿Qué estás dispuesto a dar para conocer lo que ignoras?, siempre me ha llamado la atención su respuesta, un simple “Nada”.

Qué le impide a una persona querer saber más y tener más conocimiento de sí mismo, de su entorno, de los últimos avances, etc, esta es una pregunta que me solía hacer, hasta que encontré las 3 excusas del aprendizaje.

1.- La comodidad que te incomoda

En la mayoría de los casos la excusa es la comodidad, para que van a esforzarse en aprender algo más si ya viven bien.

Estas mismas personas, luego se quejan de que no pueden sobresalir de su entorno, de la crisis, de que cada día todo está peor, que no ascienden en su empresa, etc.

Al final la comodidad se vuelve incómoda y pesada.

2.- El miedo a lo nuevo y la desadaptación

Adaptarse constantemente a los cambios es parte del ser humano, pero cuando para adaptarse hay que cambiar nuestro comportamiento, el miedo al cambio aparece y surgen infinidad de preguntas y dudas como: ¿Seré capaz de aprender esto?, “Para mí es muy difícil aprender cosas nuevas”, o aparecen las excusas: “Para que quiero aprender esto, yo ya estoy bien así”, “Ahora no tengo tiempo”, “No tengo dinero”

3.- La frustración como aprendizaje

Muchas de las personas que conozco que están en esta situación, suelen comentarme que sienten frustración porque lo que aprendieron no es lo que esperaban o que no les ha servido.

La cuestión no es que no les haya servido o no se cumplieran sus expectativas, el “quid” de todo es que no pusieron en práctica lo aprendido, esto se enlaza con el primer punto: “La comodidad que te incomoda”.

Las expectativas se basaban, no en el cambio, sino en seguir haciendo lo mismo y tener unos resultados diferentes.

Ya saben el dicho español: “Si quieres pescar te tienes que mojar el trasero”.

Deja que te haga una pregunta: ¿Cuánto estás dispuest@ a dar por lo que ignoras?

Alejandro Cuellar

Coach y Conferencista Internacional

 

 

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