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La decisión de Marta

Marta, era una chica de aspecto informal y un cierto halo de tristeza. Aprovechaba los días soleados para comer al aire libre, sentada en un banco que había en rincón del parque, enfrente de su trabajo. Allí disfrutaba de la paz que necesitaba para pensar. Le encantaba el calorcillo del sol en su cara y el delicioso olor a yerba recién cortada. Cuando hacía más calor, se quitaba los zapatos y apoyaba sus pies en el césped. Sólo en ese momento se podía abstraer de las preocupaciones de su día a día. Una hermosa tarde de junio, cuando llego a su banco preferido, se encontró una nota. Decía “¿Cuándo fue la última vez qué fuiste feliz?”. Marta miró a su alrededor y no vio a nadie. Iba a tirar la nota a la papelera, cuando se detuvo. Volvió a leerla detenidamente y se puso a pensar… No recordaba la última vez que fue feliz. Si, evidentemente, que había tenido momentos de felicidad, aunque echando la vista atrás le parecieron sólo instantes fugaces. A menudo se sentía atrapada dentro de su vida y tenía la sensación que más que vivir… Sobrevivía. Tenía un trabajo que no la realizaba profesionalmente y vivía con una pareja en la que el día a día, le había arrastrado a una horrible rutina. No obstante, el estrés del diario, hacía que ni siquiera se lo planteará. Se había convertido en una especie de robot. Por las mañanas, se despertaba. Duchaba. Café y corriendo al trabajo. Allí se estaba hasta las 19h. Cuando llegaba a casa, casi una hora después, estaba tan cansada… No tenía ganas de nada, más que de cenar algo y de que la dejaran tranquila.

Marta, desde hacía unos años, vivía con su pareja, aunque después de tanto tiempo, apenas tenían temas de conversación. Parecían dos extraños, sentados uno al lado del otro. Viendo la TV, hasta la hora de acostarse.

El ladrido de un perro, la volvió a la realidad. Miró el reloj. Casi era la hora de volver al trabajo. Comió con rapidez y se marchó a la oficina.

Ya no había vuelto a pensar en la nota que se encontró el día anterior, en el parque cuando… Justo en el mismo sitio,que el día anterior había otro papel. Lo desdobló y pudo leer: “Sino eres feliz… ¿A qué esperas a tomar las decisiones necesarias? Se valiente.Recuerda que el tiempo no espera a nadie”. ¿Qué decisiones pensó en voz baja? La tinta del papel se borró y apareció como por arte de magia la siguiente frase: “¡Tú ya sabes cuáles son!” Por un momento, se sintió desconcertada. No, podía ser,-se decía a sí misma. ¿Se estaría volviendo loca? Debe ser algún tipo de broma.

Al día siguiente después de meditarlo bien, Marta había decidido no ir a comer al parque. Pero cuando llegó la hora del almuerzo, la curiosidad pudo más que su voluntad. Al llegar al banco, no había ninguna nota, sino que en su lugar había un libro. “En búsqueda de la felicidad”. Abrió el libro por la primera página y dentro halló una nota que ponía:Léeme.  Marta, dudó que hacer, aunque era tanto la curiosidad que sentía, que al final, empezó a leer.

Había una vez, hace mucho tiempo, en un reino muy lejano, vivía una hermosa princesa. La princesa en los últimos meses,tenía dolor por todo el cuerpo.Se sentía cada vez más cansada, y cada vez más triste. A veces, parecía como si le faltará el aire… Apenas comía nada y casi no salía de la habitación. Los reyes, estaban muy preocupados. Habían hecho llamar a todos los médicos y sabios del reino; pero ninguno de ellos daba con la solución. Un día llegó a palacio una mujer anciana, llamada Imbolc. La mujer, decía saber lo que le ocurría a la princesa. El rey rápidamente la hizo traer a su presencia y le preguntó: ¿Me han dicho que sabes qué le pasa a mí hija?

  • Si, respondió. Para su dolor, no hay ninguna medicina que valga. Pues la causa, no es física sino emocional. Le duele el alma. ¡Hace tiempo que no es feliz!
  • ¿Feliz? Pues si aquí lo tiene todo. Con todo el respeto majestad, no se trata de eso. Entonces… ¿De qué se trata?
  • Cuando te duele el alma, necesitas otro tipo de soluciones
  • Y… ¿qué me sugieres qué haga? Preguntó el rey.
  • Manda a la princesa con tus mejores caballeros a buscar la felicidad.
  • ¿A dónde?

Me han dicho que más allá de las montañas grises, en medio de un bosque, donde empieza el reino de la Emotus, habita una poderosa bruja llamada Brigit. Quizás ella sepa dónde encontrarla.

El rey, inmediatamente, llamó a sus mejores caballeros, y les encomendó la misión de escoltar a la princesa hasta allí, para buscar la felicidad. Tardaron 5 días en llegar hasta la vieja cabaña donde habitaba la bruja. Después de llamar a la puerta les apareció una mujer de mediana edad vestida con harapos.

  • ¿Eres tú esa a quién llaman Brigit? Ella asintió. Nos manda Imbolc, venimos a ver si nos podrías decir el secreto de la felicidad. Queremos curar a la princesa.
  • No sé el secreto de la felicidad, aunque entrar, tomar un poco de sopa caliente y descansar.

Los caballeros y la princesa dudaron por un instante, pero al final entraron. El viaje había sido largo y necesitaban descansar. La sopa sumió a la princesa en un sueño profundo. En ese sueño se encontró a su abuela.

  • Te echo de menos y estoy muy triste, abuela.
  • Lo sé, cariño.
  • ¿Por qué te fuiste?
  • En realidad, nunca me fui. Sigo a tu lado, sólo que no me puedes ver.
  • ¿Fue culpa mía lo qué pasó?
  • No, claro que no. Simplemente llegó mi momento. Cariño, no tengo mucho tiempo, así que presta atención a lo que tengo que decirte. Es importante que dejes atrás el pasado. Tienes que vivir tu vida. Confía en ti misma, en tus decisiones. Escucha a tu corazón, él te guiará. Sólo tú eres la dueña de tu propio destino.Ahora me tengo que ir, recuerda, que sigo a tu lado. Te quiero.
  • Adiós abuela- Una lágrima resbaló mejilla abajo.

Al día siguiente, la princesa se sentía como si se hubiera sacado un peso de encima. Brigit, les dijo que, en el reino de la Psique, habitaba una maga llamada Bast. La gente del lugar decía que traía la felicidad y la armonía, a todo aquel que la visitaba. Quizás ahí encontrarían la respuesta.Después de varios días, encontraron a Bast junto a un pozo. Uno de los caballeros le explicó a ésta, el motivo de su visita. Después de escucharlos atentamente, les dijo desconocer la respuesta a su pregunta. Quizás el oráculo del pozo lo sabe. Dirigiéndose a la princesa, le dijo ves y pregúntale. Si lo sabe, quizás te quiera contestar. La princesa, se dirigió hacia allí. Se asomó al pozo y le hizo la pregunta mentalmente. Espero un rato, que se le hizo eterno, y no obtuvo respuesta. Ya se disponía a marcharse cuando oyó el sonido de una campanilla y junto a sus pies apareció un pergamino.

El sonido de una campanilla, volvió a Marta a la realidad. Miró el reloj y aún disponía de una hora. De repente, vió a su lado un pergamino. Parecía antiguo. Lo abrió y ponía:

DECÁLOGO DE LA FELICIDAD.

  • La felicidad está dentro de ti, deja de buscarla fuera.
  • Deja de quejarte sobre lo que no funciona en tu vida y soluciónalo. Una vez das el primer paso, verás que todo es más fácil de lo que parece.
  • Valora los pequeños momentos (un café con alguien al que quieras, una buena conversación, un día soleado…) y tus logros del día a día, por pequeños que sean. Recuerda qué el mar está formado por pequeñas gotas.
  • Da sin esperar nada a cambio.
  • Ama sin aferrarte a nada ni a nadie. Recuerda que ningún pájaro puede volar atado a una piedra.
  • No te recrees en las emociones negativas, ni las creencias o pensamientos limitantes. Tú eres más que eso.
  • Aprende cosas nuevas, sólo por el placer de aprender; aunque los demás te digan que no sirven para nada.
  • Cada día te pasan cosas buenas y malas, de ti depende donde pones el énfasis.
  • El amor empieza por amarse a uno mismo; independientemente de la opinión de los otros.
  • Céntrate en tus objetivos y en lo que quieres conseguir.

 

Marta decidió que tomaría de nuevo el control de su vida y qué haría los cambios necesarios para ser feliz otra vez.

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