Los pétalos de la flor más hermosa

La Memoria y los pétalos de rosa

La memoria es como los pétalos de una flor, cada pétalo que se cae es un recuerdo que ya no vuelve.

Déjame que comience contándote la siguiente historia sobre una Flor y un Búho.

En medio de un bosque perdido, nació de una semilla una planta diferente a las otras. Sus raíces eran profundas. Su tallo verde y grueso. Cuando la planta creció y se hizo más fuerte dio paso a una hermosa flor, de colores vivos e intensos y una fragancia suave.

Algunos animales, hacían miles de kilómetros para ir a contemplar su belleza y probar el dulce néctar que salía de ella.

A medida que la planta iba creciendo, la flor tenía más y más pétalos y se hacía más y más bella.

En una ocasión, recibió la visita del búho Miguel. En el bosque, todos lo conocían por su gran sabiduría y escuchaban sus consejos con mucha atención. Su visita se debía a que el resto de los animales le habían rogado que fuera hablar con la flor pues ésta cada vez tenía más conflictos con el resto de plantas y animales del bosque. Esto perturbaba la paz del bosque y preocupaba al ave.

¿Qué pasará el día que pierdas tus bonitos pétalos?

El búho le dijo a la flor, si sólo te preocupas por tu belleza exterior y no por tu interior… ¿Qué pasará el día que pierdas tus bonitos pétalos? ¿Qué ocurrirá cuando no seas tan hermosa? Si no respetas a los demás el día que necesites un favor nadie te va ayudar.

La flor le contestó que eso nunca iba a ocurrir y que no necesitaba la ayuda de nadie. Ella siempre sería hermosa y se dijo a si misma que el búho como el resto de los animales le tenía envidia.

El búho se fue un tanto decepcionado.

Los años pasaron, y llego el día en que la flor perdió su primer pétalo, tal y como predijo el búho. Con la caída de los pétalos exteriores fue olvidando pequeñas cosas como que había comido ayer o a quién había visto hoy. La flor se dijo a si misma que eso eran detalles sin importancia.

Cuando llego el turno, al cabo de unos años, de los siguientes pétalos con ellos se fueron recuerdos más importantes. Cada vez le costaba más y más acordarse de anécdotas que había vivido o personas que había conocido.

Con la tercera caída de pétalos, se dio cuenta de que tareas del día a día que antes realizaba con rapidez y agilidad cada vez le costaban más. A veces, confundía a sus hijos por sus padres y cada vez más le costaba recordar el nombre de las cosas y de las personas, aunque era demasiado orgullosa para reconocerlo.

Al caer los últimos pétalos, ya sólo se acordaba de sus primeros años de vida. No reconocía a sus hijos. Cada vez costaba más sacarla de ese mundo interior en el que fue entrando, hasta que llegó el día en que fue imposible sacarla de allí. Su mirada parecía perdida. Ya no hablaba y apenas comía.

Justo antes de que la muerte viniera a buscarla, vio pasar su vida ante sus ojos y se dijo a si misma…

¡Ojala hubiera hecho caso al búho y hubiera trabajado mi interior!!.

Cada pétalo que se cae es un recuerdo que ya no vuelve, así que hay que aferrarlos con fuerza para que los pétalos estén el máximo de tiempo posible.

Los pétalos que están en el centro son aquellos que tienen que ver con los recuerdos de la infancia, por eso los abuelos/as son capaces de recordar con mucha precisión aquello que hicieron de niños (colegio, amigos, sus padres…) en cambio les cuesta mucho acordarse de lo que hicieron ayer.

La memoria a largo plazo es la última que se pierde.

También es importante saber que a veces, cuentan la misma historia una y otra vez  sin que sean consciente de ello. Esto es porque la memoria a corto plazo, la que me permite recordar lo que he hecho hoy o ayer, es la primera que se olvida. Ellos no saben que esta anécdota que han explicado ya la han dicho hace unos minutos o hace unas horas.

¿CÓMO PUEDO AYUDAR A MI MEMORIA?

Para ayudar a mi memoria puedo:

  • Realizar Pasatiempos
  • Leer
  • Aprender alguna cosa (idiomas, baile…)
  • Juegos (dominó, cartas, parchís, petanca…)

Es importante no pasar mucho tiempo a solas viendo la televisión y sin relacionarse con nadie. En este sentido, los Centros de día, los Casales… También nos pueden ayudar a mitigar la soledad que a veces comporta llegar a la vejez.

Gloria Farràn

Psicóloga. Master en PNL

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