Un fantasma llamado dolor
Psicokinesiología y Dolor
Según la Sociedad española del dolor, en 2019, el 18% de la población española vive con dolor crónico, un porcentaje que alcanza el 37% en la infancia y el 70% en los mayores de 65 años.
A menudo escucho frases como: “Es normal tener dolor… A cierta edad ya se sabe”, o “Nos estamos haciendo viejos”… Y olvidamos que el estado natural del cuerpo es la salud y que el cuerpo es una “máquina” perfectamente diseñada para vivir 100 años.
¿Qué se esconde tras el dolor?:
El dolor es la forma que tiene nuestro cerebro de avisarnos de que algo no funciona en nuestra vida. Detrás de cualquier dolor, hay un mensaje de nuestro cuerpo que nos empujar a tomar una acción.
Es importante conocer qué tipo de dolor estoy experimentando para luego comprender qué nos quiere comunicar. Por ejemplo: si no expreso mi opinión, ni mis deseos es posible que me duela la garganta; el dolor en las cervicales puede ser debido a tener la sensación de llevar un peso encima de mis hombros y el dolor lumbar puede ser consecuencia de tener la sensación de qué tengo que “tirar o acarrear” un “peso”.
Se considera que el 25% de las bajas que tuvieron lugar en el 2019 fueron por dolor de espalda. De la totalidad de esos casos, sólo un 15% se sabe o se conoce el motivo que lo originó. El otro 85% restante, el origen es desconocido. Los médicos lo atribuyen a factores biológicos, psicológicos y sociales.
¿Hay dolor emocional?
A menudo, detrás de cualquier dolor, también se esconde una emoción: la rabia puede afectar al hígado, el rencor y/o la ausencia de valor se pueden esconder detrás de problemas en la vesícula biliar. Las dolencias del corazón pueden estar relacionadas con la falta de amor. El miedo que nos previene de posibles peligros, cuando es una constante en nuestra vida, como por ejemplo, miedo a la soledad, miedo a enfermar… puede afectar al riñón. O la tristeza incidirá negativamente en los pulmones.
Caso real
Y ahora, permíteme contarte un caso que traté hace un año con éxito. Esther entró a mi consulta cojeando levemente de la pierna derecha. Nada más sentarse en la silla empezó a quejarse de cómo le dolía todo el cuerpo, sobretodo la espalda. Decía que a veces, el dolor era tan insoportable que el médico le había llegado a recetar parches de Morfina. Ella se resistía a depender de la medicación y decidió probar otras cosas. Un antiguo paciente le había hablado de mí, de mi manera de trabajar y decidió probar, aunque con algunas reticencias. Después de 25 años, sintiendo dolor y haber consultado a muchos especialistas había perdido la esperanza de curarse o eso decía ella.
Según ella, en los últimos 15 años había engordado 50 Kg. Ya no se sentía hermosa. Sus hijos, ya se habían independizado. Tenían su casa, sus propios hijos, y en definitiva hacían su vida. Apenas la iban a visitar. Su marido a veces se ausentaba mucho de casa por motivos laborales. Se sentía sola.
También, me contó que con 14 años tuvo que ponerse a trabajar para ayudar económicamente a la familia. Se casó con 23 años, con el que para ella era el amor de su vida y su actual marido. Como cuando se casaron no tenían casi dinero, decidieron conjuntamente vivir unos años en casa de sus suegros, hasta ahorrar lo suficiente para poderse comprar su propia casa. Aquellos 5 años en casa de sus suegros los recuerda con tristeza y con mucha rabia. Sus suegros, sobretodo su suegra la trataba fatal. La menospreciaba y le decía que era una inútil. Le gritaba. Sobre todo, cuando estaban a solas. Se lo intentó explicar a su marido, pero este siempre le quitaba importancia. Ella sentía que su marido no la defendía. Eso le daba mucha rabia. Su marido, siempre le decía que tuviera paciencia y que no podía escoger entre ella y su madre.
Al final, optó por callarse y aguantar. Poco a poco, le fue invadiendo la tristeza. Eso se agudizó cuando además con 2 años de diferencia perdió a sus padres y cayó en una depresión. Por suerte, para entonces acababa de estrenar su propia casa. Los dolores no tardaron en aparecer y se fueron extendiendo, poco a poco, por todo el cuerpo. Cada vez, los episodios de dolor eran más frecuentes y de mayor intensidad. Al final, tuvo que dejar de trabajar.
En los últimos 2 años, le dolía tanto que se tenía que quedar en cama todo el día. Eso hacía que por las noches no descansara bien. Ese estado agravó la depresión que sufría. Los pensamientos negativos cada vez eran más frecuentes. Además, se sentía culpable por no haber podido cuidar como es debido de sus 3 hijos y de su marido.
Empezamos a trabajar con Psicokinesiología. Después de la primera sesión, me dijo que era la primera vez en muchos años que no tenía dolor. Le pareció increíble. Seguimos trabajando y después de 3 meses la duración y la intensidad del dolor habían prácticamente desaparecido. Se sentía más animada y lo más importante se vió con fuerzas como poder recuperar las riendas de su vida.
Una de las cosas que tratamos en Psicokinesiología, es entender que me sucede, qué hay detrás de ese dolor o esa emoción que siento y cómo puedo solucionarlo. En este curso adquirirás herramientas que te permitirán no sólo comprender qué se esconde detrás de aquello que te pasa a ti o a otra persona, sino también saber cómo afrontarlo. Toma el control de tu vida y aprende a amarte y a respetarte.
Glòria Farran Trigno
Kinesióloga, Máster en PNL
Psicóloga colegiada
Profesora MVIG y creadora de Psicokinesiología